[size=12:35acdab55b] Madre, envolviéndome en su aroma,
Lourdes con su amor de cada día,
mis sobrinos presagiándome la buena hora
y yo solo, pensando en María Teresa.
El mar, una vieja amenaza
Serrat, que desentona la nota
y tu,tu,
con tu estrella sobre la piel
tú que no tenías culpa de mí
y yo verdugo de tí,
acariciándote
pero tú eras solo el mar,
tú solo me acompañabas en la caída
y el abismo era pequeño
y solo como una bahía
Ah las pequeñas cosas
sobre mí, ah el manuscrito
y tú, sobre mi persona
solo mar, solo silencio. [/size:35acdab55b] |