Se trata de una inflamación de los divertículos, que son las pequeñas bolsas que se forman en el revestimiento mucoso del colon. Uno de los principales riesgos de esta enfermedad se encuentra en el inicio de las primeras complicaciones, dado que los divertículos, por sí mismos, no dan ningún tipo de síntoma. Entre ellas, se encuentran dolor abdominal, cuadros de fiebre, y otros como estreñimiento, diarrea, náuseas o vómitos.
El Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, informa que el dolor “suele ser intenso” y aparece de forma repentina, aunque también puede ser leve y empeorar con el paso de los días. Sobre sus causas, el organismo sanitario norteamericano indica que puede desempeñar un papel en la causa o el aumento del riesgo ciertos genes, el estilo de vida del paciente (sedentarismo, obesidad, alimentación baja en fibra y rica en carnes rojas, etc.).
Complicaciones e importancia de un diagnóstico rápido
El peligro de la diverticulitis reside en que, al igual que sucede en casos de apendicitis, los divertículos inflamados se perforen y quede expuesto el colon a la cavidad abdominal, y derive en una infección muy grave como una peritonitis, que podría necesitar una cirugía urgente. Según la enfermera del Mainline Gastroenterology Associates (Pensilvania), Emmie Amerine, en la revista El Sevier, una rápida detección y un tratamiento eficaz temprano son claves, dadas las “consecuencias potencialmente graves” de la patología.
A su vez, esta revista menciona que la actividad física (correr o caminar a paso rápido) “parecen prevenir la enfermedad diverticular, pero se desconocen las razones”, aunque señalaron también que “no se ha determinado si este trastorno está relacionado con el desarrollo del cáncer colorrectal”. El tratamiento que recibiría el paciente en caso de ser hospitalizado por diverticulitis, pasaría por la administración de antibióticos, así como garantizar la hidratación y el control del dolor.