Farmacias de guardia de la provincia de Alicante.
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Horas después de que las fuerzas israelitas entraran en Beirut Oriental, milicianos falangistas empezaron una matanza de palestinos en los campamentos de refugiados de Sabra y Shatila.
En tan sólo dos días, 1.000 hombres, mujeres y niños habían fallecido. Los falangistas, una facción cristiana en Líbano, estaban estrechamente aliados con Israel. Al entrar en Beirut Oriental, los comandantes israelitas ordenaron a los falangistas entrar en el campamento de refugiados en busca de los terroristas, aunque se sabía que los milicianos buscaban a los palestinos culpables del asesinato de su líder. Israel condenó la matanza y negó alguna responsabilidad.
El 29 de septiembre, una fuerza de pacificación de Naciones Unidas volvió a Líbano para evitar más derramamiento de sangre.
