La giardiasis, según la Asociación Española de Pediatría, es una enfermedad intestinal muy común en el planeta, en especial en las áreas con poca higiene y aguas contaminadas. Se trata de una infección provocada por un parásito llamado Giardia intestinalis (antes conocido como Giardia lamblia).
En concreto, es un organismo muy pequeño que solo puede ser visto al microscopio. Aunque la infección puede pasar desapercibida y se adquiere generalmente por tomar agua o ingerir alimentos contaminados, también puede ser transmitida de persona en persona.
¿En qué consiste?
Dicha infección sucede a través de la ingestión de quistes, que se pueden encontrar en el agua, en alimentos contaminados por aguas infectadas o a través de la vía fecal-oral. Una vez que están dentro de un huésped, los quistes se disuelven y los parásitos se liberan.
Como los quistes son infecciosos y se eliminan con las heces, es posible la transmisión entre personas, por mala higiene. Los animales pueden infectarse también con Giardia, pero no se conoce su influencia en la infección humana con claridad.
Es más, se conoce que los perros y los gatos pueden infectarse con la Giardia de los humanos, pero no al contrario. Su diagnóstico se lleva a cabo a través de la búsqueda de quistes y de la forma de vida adulta del parásito en las heces.
Dos tipos
En términos generales, la giardiasis puede presentarse de dos maneras. Por un lado, asintomática, que ocurre en el 60-80% de los casos de personas infectadas. Aunque en adultos puede no tener clínica, se sigue estando infectado, se es portador y se puede transmitir el parásito.
Por otro lado, sintomática, que suele ser en niños y en algunos adultos. Presenta un espectro clínico muy amplio, esto es, puede ser desde una leve molestia hasta cuadros de diarrea grave y síndrome de malabsorción.
Síntomas
Algunas personas que padecen infección por Giardia nunca tienen signos ni síntomas, aunque evidentemente tienen el parásito y pueden contagiarlo a otras personas a través de las heces. En las personas que contraen la enfermedad, los signos y síntomas aparecen de una a tres semanas después de la exposición y pueden incluir los siguientes: