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Fallece Gil Parrondo, ganador de dos Oscars y cuatro Goyas


 

Fallece Gil Parrondo, ganador de dos Oscars y cuatro Goyas

El escenógrafo asturiano Gil Parrondo ha muerto a los 95 años de edad, según informaron fuentes de la Academia de Cine. Parrondo partició en más de 200 películas y ganó dos Oscars y cuatro Goyas. Su capilla ardiente, han añadido estas fuente, se instalará esta tarde en el tanatorio de la M-30.

Parrondo obtuvo el Oscar a la mejor dirección de arte por las películas 'Patton' (1970) y 'Nicolás y Alejandra' (1971). Obtuvo además el Goya por 'Canción de cuna' (1994), 'You're the One (una historia de entonces)' (2000), 'Tiovivo c. 1950' (2004) y 'Ninette' (2005), todas ellas dirigidas por José Luis Garci. Otras famosos películas en las que participó fueron 'El Cid', '55 días en Pekín' o 'Doctor Zhivago'.

Nacido el 17 de junio en 1921 en Luarca (Asturias), comenzó a trabajar como ayudante de decoración en 1939 y en 1951 asumió la dirección artística de la película 'Día tras día', de Antonio del Amo, e inició una prolífica etapa para luego trabajar en diversas producciones estadounidenses que se rodaban en España.

Fue también el responsable de decorados tan "impresionantes" como los de 'Lawrence de Arabia' o 'Espartaco' y trabajó con directores como George Cukor, Stanley Kubrick, Orson Welles o Anthony Mann.

Escenógrafo fetiche de Garci


Asimismo, Gil Parrondo se encargó de la dirección artística de casi todas las películas de Garci desde "Volver a empezar" y trabajó con otros directores españoles como Jaime Chávarri o Pilar Miró, además de en series de televisión de Mario Camus, Pedro Masó o Fernando Méndez Leite.

Aseguraba que él no había hecho películas "ni buenas ni malas" y achacaba su participación en películas como "El retorno de los mosqueteros", de Richard Lester, o su trabajo con actores de la talla de John Huston, Ava Gadner y Charlon Heston a su "buena suerte, además de algo de trabajo".

El cine, decía, había sufrido un "gran cambio" en los últimos años lo que había supuesto "ganar algunas cosas y perder otras" como, citaba, "trabajar sobre un plató vacío y hacer en él tu propia montaña o tu selva" y no hacerlo todo mediante tecnología digital.

Apostaba por el cine español,"a la altura de cualquier cine internacional", y aseguraba que cuando él había comenzado en el mundo del cine "era impensable que las producciones españolas estuviesen donde están ahora".

También destaca la contribución cinematográfica de Parrondo en películas como "Aventuras de Don Quijote" (1960) de Eduardo García Maroto, "Las bicicletas son para el verano" (1984) de Jaime Chávarri o "Tu nombre envenena mis sueños" (1996) de Pilar Miró.

Aparte de los Goyas obtenidos, fue finalista a la mejor dirección artística con "El abuelo" (1998), "Historia de un beso" (2002), "Luz de domingo" (2007) y "Sangre de Mayo" (2008).

Durante su carrera, también trabajó en series de televisión como "Anillos de oro" de Pedro Masó o "La Regenta" de Fernando Méndez-Leite y montó la escenografía de obras teatrales como "Arsénico y encaje antiguo" (1987), "Tres sombreros de copa" (1992) o "El diario de Ana Frank" (2002) de José Tamayo.

Las "máquinas diabólicas"


No tenía ninguna película preferida entre las que había hecho pero sí le hacía mucha ilusión haber trabajado tanto, y con tanto éxito, en el cine español, según explicaba.

Siempre se sintió decorador de cine más que director artístico y decía que eso, a pesar de "las máquinas diabólicas", como él se refería a la tecnología digital, no había variado.

Le gustaba recordar la etapa de su trabajo con Sigfrido Burgmann, un hombre que le enseñó "todo" y con el que trabajó 14 años.

Aquella, la de la célebre Cifesa, decía, fue una época dorada porque "se hacían muchas películas a la vez" y había que crear desde castillos medievales a ciudades enteras, aunque su ídolo era Cedric Gibbons, el director artístico de la Metro.

El realismo en el decorado era su seña de identidad ya que creía que la función del decorado era "copiar a la naturaleza" y que lo "falso" pasara "inadvertido" y a ello permaneció fiel toda la vida, como lo fue a su querido Real Madrid, al que iba a ver todos los domingos acompañado de su íntimo amigo Julián Mateos.

Gil Parrondo, miembro fundador de la Academia Española de Cine, fue reconocido con la Medalla de Oro de la institución en 1999.