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Dolor ante la penetración vaginal (tampón, copa menstrual, óvulos vaginales…) , ardor, escozor y molestias en las relaciones sexuales (dispareunia), son algunos de los síntomas del vaginismo, un problema que afecta al 12% de mujeres. |
El vaginismo es una disfunción sexual femenina caracterizada por la contracción involuntaria de los músculos del suelo pélvico que rodean la vagina, provocando el cierre parcial o total de la misma, lo que origina dolor e imposibilidad a la hora de intentar una penetración. “En caso de que la penetración fuera posible, pero dolorosa, se hablaría de dispareunia”, explica Rebeca Lajos Rañó, psicóloga-sexóloga en Aidé (Sevilla). Esta alteración, también se produce ante el intento de una exploración ginecológica o la inserción de un tampón. Según estudios recientes publicados por la Sociedad Española de Medicina General, un 12% de las mujeres españolas se ven afectadas por este trastorno, ya sea en la adolescencia o en la edad adulta, y debido, entre otros factores, a una educación sexual restrictiva o a la influencia social, puesto que la sexualidad sigue siendo actualmente un tema tabú. En cuanto a la edad a la que suele aparecer este problema, la experta apunta a la adolescencia, momento en el que por primera vez la mujer acude a una revisión ginecológica, intenta mantener relaciones de penetración o introducir un tampón. “Estos actos suele generar mucha tensión, de manera que la mujer tiende a evitar estas situaciones”, indica Lajos. Sin embargo, si se habla de vaginismo secundario, entendido como el proceso por el cual la mujer después de haber tenido relaciones de penetración durante un tiempo, posteriormente no puede, la edad es más variable. Síntomas del vaginismo Tal y como señalan los expertos de IVI, centro especializado en reproducción asistida, señalan que los síntomas que con mayor frecuencia se dan entre estas pacientes son:
Tratamientos del vaginismo Las causas de este trastorno pueden ser variadas, sin embargo, la experta indica cuáles son algunas de ellas: Causas físicas Representan un 10% de incidencia, aproximadamente, son:
Causas psicológicas Suelen ser las más frecuentes y entre ellas se encuentran:
A pesar de que el tratamiento necesario para acabar con el problema dependerá tanto de su origen, como de las características de cada mujer, se debe actuar a varios niveles, tanto psicológicos, físicos o eróticos, como de pareja. “Se suele trabajar en primer lugar, desdramatizando y desculpabilizando a la paciente y a su compañero sentimental”, explica la sexóloga. A continuación, se llevan a cabo técnicas de relajación, ejercicios de Kegel, trabajo de pensamientos asociados al dolor y la penetración, educación sexual sobre el cuerpo, la desgenitalización de las relaciones y el uso de dilatadores progresivos para la desensibilización a la penetración. ¿Cómo se puede superar este problema en pareja? Esta alteración tiene una clara repercusión negativa en la dinámica de la relación, al imposibilitar la ejecución de determinadas prácticas sexuales que se consideran habituales o por la inviabilidad de ser padres de forma natural. A estas dos consecuencias, se suma el desgaste que la situación puede suponer para ambos miembros, tanto de forma individual como en conjunto. “La forma de reaccionar de la pareja es fundamental. Si presiona, exige o fuerza, las posibilidades de agravamiento del problema se multiplican”, señala Lajos, quien además añade que “una mala actitud frente a la mujer puede provocar que se pase de un vaginismo a una aversión al sexo”. Para superar este problema es necesario que haya comprensión y paciencia por parte de la pareja. También es indispensable no eludir el trastorno. Pero, para acabar con este obstáculo es fundamental la participación de ambos, sobre todo, en el momento en el que se acude a un profesional, del cual hay que seguir todas sus recomendaciones. “Con la terapia en pareja suelen obtenerse muy buenas resultados en los tratamientos sexológicos de esta disfunción.” Además, para que el tratamiento no se haga más lento de lo deseable es imprescindible el apoyo y la comprensión mutua, con el fin de aminorar los niveles de ansiedad. La sexóloga recomienda que ante un tratamiento de esta índole lo más apropiado es “esforzarse, pero nunca forzarse”. Fuente: https://cuidateplus.marca.com/
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