Nota por admin » El 05 del 05 de 2024
Diarrea, dolores musculares, picazón y hasta problemas de infertilidad se relacionan con las parasitosis. Si tienes alguno de estos síntomas, consulta a un médico.

Muchas personas piensan que los parásitos son una realidad lejana. O, en todo caso, que solo se limitan a generar síntomas cuando están en el intestino. Sin embargo, según las estadísticas, más del 20 % de las personas en todo el mundo conviven con ellos en su cuerpo .

Y no hay un solo tipo de parásitos. Algunos pueden asentarse en el sistema digestivo, mientras que otros circulan por la sangre, por ejemplo. Cada uno podrá generar síntomas diferentes en el organismo.

Aunque varios parezcan inofensivos, lo cierto es que merecen atención y tratamiento médico. En los niños, las parasitosis son culpables de anemia y desnutrición. Por su parte, en los adultos, su presencia puede llevar a cuadros severos.

¿En qué partes del cuerpo puedo tener parásitos?

Los parásitos pueden afectar diferentes órganos del cuerpo humano y generar síntomas diversos. Algunas de las áreas más comunes donde se asientan son las siguientes:

  • Cabeza y cuero cabelludo: los piojos también son parásitos.
  • Pulmones: también hay helmintos que pueden migrar a los pulmones durante su ciclo.
  • Piel: los ácaros y las larvas de ciertos gusanos pueden ocasionar cuadros clínicos como la sarna.
  • Hígado: algunos helmintos encuentran en este órgano las condiciones ideales para seguir su ciclo vital.
  • Sangre: algunas parasitosis más severas, como la malaria, se transmiten a través de la picadura de mosquitos.
  • Tejidos musculares: el músculo suele ser asiento de formas enquistadas de algunos parásitos, pudiendo permanecer allí por años.
  • Intestinos: los helmintos y los protozoos pueden asentarse en el tracto gastrointestinal y causar diarrea, dolor abdominal o pérdida de peso.

De acuerdo con lo divulgado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades​ (CDC), estos parásitos pueden llegar a nuestro cuerpo por el contacto con animales infectados, el consumo de agua o alimentos contaminados, a través de la sangre o por picaduras de insectos.

Síntomas de la presencia de parásitos en distintas partes del cuerpo

En función del lugar donde se asienten los parásitos, aparecerán unos u otros signos. A veces solo hay un síntoma, pero lo más habitual es que exista una combinación de ellos. Veamos los más frecuentes.

1. Picazón

La picazón o prurito puede manifestarse por diversas razones en las infecciones por parásitos. Además, podrá aparecer en el cuero cabelludo si son piojos, en los pliegues de la piel si es sarna, o de modo generalizado en algunas parasitosis intestinales.

Las razones por las que la picazón puede ser un signo de parasitosis son variadas:

  • Reacción alérgica: algunos parásitos liberan toxinas o productos de desecho que irritan la piel.
  • Inflamación: el sistema inmunitario humano intenta responder a la infestación y esa respuesta se acompaña de inflamación.
  • Picaduras de vectores: cuando mosquitos, pulgas o garrapatas son transmisores de parásitos, su picadura contribuye a generar prurito en la zona que atacan.

2. Trastornos del sueño

Los problemas para conciliar el sueño se asocian a muchas condiciones, tanto físicas como emocionales. Sin embargo, hay alguna evidencia científica que demuestra que las parasitosis son capaces de modificar los patrones de descanso.

Es un signo inespecífico, pero en combinación con otros, podría alentar la sospecha. Más aún si, en consulta con un profesional, no se encuentra una causa concreta para el insomnio, por ejemplo.

De acuerdo con una investigación publicada en Journal of Immunology Research , las infecciones pueden alterar los patrones de sueño debido a la respuesta inmunitaria. De manera inversa, un insomnio persistente podrá reducir las defensas y favorecer el asentamiento de parásitos.

3. Manchas en la piel

Una investigación publicada en North Carolina Medical Journal sugiere que los médicos deben ser conscientes de las manifestaciones cutáneas de las enfermedades parasitarias. Es decir, que deben considerarlas como un aviso importante de que un parásito podría estar presente.

Algunas infecciones parasitarias que pueden provocar manchas en la piel son las siguientes:

  • Oncocercosis: causada por un nematodo llamado Onchocerca volvulus.
  • Esquistosomiasis: produce erupciones cutáneas, úlceras y manchas rojas.
  • Filariasis: afecta al sistema linfático, ocasionando hinchazón y cambios en la pigmentación de la piel.
  • Larva migrans cutánea: son gusanos parásitos que penetran la piel y forman líneas rojas sobreelevadas en su trayecto.
  • Leishmaniasis: causada por parásitos del género Leishmania, se transmite a través de la picadura de mosquitos. Puede provocar úlceras cutáneas y manchas.

4. Fatiga o cansancio

La fatiga es un síntoma común en muchas infecciones parasitarias. Su aparición puede deberse a varias razones. La activación del sistema inmunitario es una de ellas. Tampoco hay que descartar el efecto de las toxinas que liberan algunos parásitos como parte de su ciclo de vida.

Si a ello sumamos los cambios en los patrones de sueño, como ya mencionamos, más la existencia de anemia en algunos casos, tendremos la combinación perfecta para el agotamiento.

5. Cambios en los ritmos intestinales

Mientras que algunos parásitos intestinales ocasionan diarrea, otros generan constipación. Cualquiera de las dos situaciones podrá acompañarse de dolor en el abdomen y hasta de la visualización de los parásitos o sus huevos en las heces.

Un estudio publicado en World Journal of Gastrointestinal Pharmacology and Therapeutics concluyó que hay una prevalencia mayor de Blastocystis, Cryptosporidium y Giardia en pacientes diagnosticados con síndrome del intestino irritable. Si bien no son los culpables directos de estas enfermedades, se da a entender que pueden afectar en demasía los movimientos peristálticos.

Entre las enfermedades parasitarias que pueden causar diarrea, tenemos las siguientes:

  • Giardia lamblia: es un protozoo que ocasiona gastroenteritis.
  • Cryptosporidium: contamina el agua y causa infecciones gastrointestinales.
  • Entamoeba histolytica: causa la amebiasis, una infección intestinal que puede provocar diarrea con sangre, dolor abdominal y fiebre.

Por otro lado, los parásitos que pueden causar constipación son los siguientes:

  • Trichuris trichiura: se acompaña de dolor abdominal y pérdida de peso.
  • Ascaris lumbricoides: esta lombriz ocasiona bloqueo intestinal en los casos severos.

6. Dolor abdominal

Como denota una investigación divulgada en Parasite Immunology, estos organismos causan ciertos daños en la mucosa intestinal humana. Los daños se acompañarán de inflamación local, modificaciones en los ritmos evacuatorios y, por supuesto, dolor. También se alterará la absorción de nutrientes.

En general, el dolor abdominal debido a parasitosis puede ser cólico, punzante o difuso. Casi siempre es intermitente y su intensidad varía de acuerdo con el número de ejemplares invasores.

7. Vómitos

La presencia de parásitos en el tracto gastrointestinal puede provocar una variedad de problemas digestivos, y los vómitos son uno de ellos. Además de la giardiasis y la amebiasis, otra especie asociada estos síntomas es el anisakis.

Los gusanos del género Anisakis se encuentran en pescados crudos o mal cocidos. Pueden causar una enfermedad denominada anisakiasis.

Este síntoma lleva a implementar medidas complementarias al tratamiento de los parásitos intestinales. Además de tratar al parásito en sí, hay que detener los vómitos para favorecer la alimentación del paciente.

8. Dolor muscular

Los parásitos en los tejidos musculares pueden causar dolor y debilidad muscular. No es infrecuente que este síntoma se acompañe de fiebre, lo que contribuye al estado de fatiga generalizado.

Si hay inflamación persistente de los músculos, se evolucionará a una mialgia. Se trata de un cuadro de molestias inespecíficas en todos los miembros. Habrá limitación en el movimiento y, en caso de formarse contracturas, aparecerán nódulos o masas palpables.

9. Anemia

Algunos casos de anemia pueden ser el resultado de infecciones por parásitos. La malaria es la enfermedad más asociada a esta situación; se sospecha que por una reacción inmunitaria que destruye los glóbulos rojos, como se destaca en Trends in Parasitology.

Algunos parásitos, como los helmintos intestinales o los protozoos, pueden causar pérdida de sangre crónica a través de las heces. Ello también conduce a la anemia.

10. Pérdida de peso

Perder peso sin razón aparente puede estar ocasionado por los parásitos. Como lo señala un estudio publicado en Archives of Medical Science, la anemia y la pérdida de apetito por los trastornos gastrointestinales conduce a un retraso en el crecimiento y el desarrollo de los niños, así como a un adelgazamiento en los adultos.

11. Alteraciones del estado de ánimo

Un estudio en Journal of Food Protection econtró que algunos parásitos transmitidos por los alimentos, como los metacestodos de Taenia solium y los quistes tisulares (bradizoitos) de Toxoplasma gondii, pueden afectar la salud mental al instalarse directamente en el cerebro.

Los parásitos que tienen la capacidad de afectar al sistema nervioso central dan lugar a síntomas neuropsiquiátricos, como cambios en el estado de ánimo, la cognición y el comportamiento. También la inflamación crónica generada por la infestación se vincula a los trastornos del estado de ánimo.

12. Infertilidad

Las infecciones por parásitos también están relacionadas con problemas reproductivos, como la infertilidad. En una revisión sistemática publicada en la revista Parasitology Research se destaca que, en concreto, las causadas por protozoos pueden llevar a la infertilidad a través del deterioro de los sistemas reproductores masculino y femenino.

¿Cuándo consultar al médico?

Es fundamental consultar a un profesional sanitario ante cualquier sospecha de infecciones parasitarias. La presencia de algunos de estos síntomas debería estudiarse y analizarse para descartar una infestación.

Las pruebas diagnósticas son variadas y se adaptan a cada caso. Pueden necesitarse exámenes de materia fecal, de sangre o hasta radiografías.

Luego, el seguimiento estricto del tratamiento es clave. Muchas parasitosis demandan el uso prolongado de medicamentos, por lo que la falta de adhesión o la suspensión antes de tiempo puede ocasionar una recaída.

Fuente: https://mejorconsalud.as.com/